ACANMET - Asociación Canaria de Meteorología


 La Actividad Solar

         Diferencia de actividad solar entre el máximo del ciclo 23 en 2002 y el mínimo del tránsito del ciclo 23 al 24 en 2008. Imágenes obtenidas del archivo SOHO-NASA@ 

El sol obtiene la energía por fusión del hidrógeno en su núcleo, transformándolo en helio. Ello provoca que aumente la presión térmica en su interior, lo que se traduce en un paulatino aumento de su luminosidad y por tanto de la energía que recibe la tierra. Así, hace 3800 millones de años recibíamos un 70% de la energía que nos llega hoy en día y ésta seguirá aumentando en un futuro, a razón de un 10 % por cada 1000 millones de años, hasta agotar el combustible, el hidrógeno.

Pero eso es historia y futuro y lo que nos interesa es conocer la evolución en plazos más cortos. Las variaciones de la propia energía emitida y la distancia de la tierra al sol son los factores que afectan a la energía que recibimos de nuestro astro.

Los Ciclos de Milankovitch  

Aunque más adelante veremos que existen variaciones en la propia actividad solar que pueden provocar diferencias de 1-2 º C en la temperatura, podemos considerar que la radiación solar que recibimos es casi constante, pero la tierra no la recibe siempre de la misma manera. 

        Imagen original página Web Historia del Clima. Antón Uriarte@

El eje de rotación de la tierra no es perpendicular a la eclíptica de la órbita, separándose 23,5º de media por la presencia de nuestro satélite, la luna. Gracias a esa inclinación y al hecho de que la órbita es elíptica se producen cambios en el ángulo y distribución de la energía que nos llega a lo largo del año, lo que determina la existencia de las estaciones. Pero las influencias gravitacionales de otros planetas hacen que la inclinación del eje de rotación varíe entre 21,5º y 24,5º en una periodicidad de unos 41.000 años, y esa ligera diferencia afecta al contraste entre el verano y el invierno en las latitudes altas de ambos hemisferios. Cuanto mayor sea la inclinación, mayor será la diferencia de insolación estacional. Actualmente es de 23,4º, disminuyendo. 

El segundo factor a considerar es la excentricidad de la órbita, ya que ésta varía desde casi circular a marcadamente elíptica, con un periodo de unos 100.000 y 400.000 años. Por tanto, también varía la distancia de la tierra al sol. Esas variaciones de excentricidad afectan a la diferencia de radiación recibida entre el perihelio (distancia más corta al sol en la órbita de la tierra) y el afelio (distancia más larga), lo cual hace que el contraste de las estaciones se intensifique en un hemisferio -veranos muy cálidos e inviernos muy fríos- y se suavice en el otro –veranos frescos e inviernos suaves-. Cuando la excentricidad es máxima –órbita muy elíptica- la diferencia de insolación recibida entre afelio y perihelio puede llegar a ser de un 23%. Actualmente no es muy elíptica y la diferencia de distancia entre afelio y perihelio es de 5,1 millones de km, para un máximo de 15 millones de Km, lo cual hace que la diferencia de insolación entrante entre ambos hemisferios sea tan solo de un 6,8%.   

Además, el eje de rotación de la tierra tiene un movimiento rotatorio propio, simulando el bamboleo de una peonza, debido a que la tierra es un elipsoide achatado en los polos. Este movimiento causa la precesión de los equinoccios y determina la posición de las estaciones de un hemisferio en la órbita terrestre con una periodicidad de 23000 años. Hoy en día el invierno tiene lugar en el perihelio y el verano en el afelio, pero hace 11000 años ocurría todo lo contrario. Por tanto, determina si la distancia al sol y la inclinación del eje actúan sinergicamente para reforzar las diferencias estaciónales en un hemisferio y debilitarlas en el otro. La actual configuración permite que las diferencias invierno-verano sean menores en el hemisferio Norte y se extremen en el Sur. 

La combinación de los tres factores llevó a Milankovitch a formular su teoría de los ciclos orbitales que determinan las glaciaciones y los periodos interglaciares. Pero el factor primordial para esa alternancia parece ser la radiación solar recibida en las latitudes altas del hemisferio Norte en verano y es necesario que estos sean frescos y permitan la persistencia de la nieve del invierno anterior, tal como vemos en la figura. Actualmente la precesión sería el único factor favorable. Sin embargo, aunque aceptada, la teoría de los ciclos de Milankovitch presenta múltiples objeciones.