Testigos de hielo para el clima
POR ANNA GRAU. SERVICIO ESPECIAL
NUEVA YORK. El calentamiento o enfriamiento del Polo Norte no es ajeno al del Polo Sur, y quizás no lo ha sido nunca. La revista «Nature» publica hoy un extenso artículo dando cuenta de las primeras evidencias científicas que interrelacionan la temperatura en el Círculo Polar Ártico y en el Antártico, a través de una corriente atlántica bipolar.
Los equipos del doctor Hubertus Fischer, del Instituto Alfred Wegener, en Alemania, y del doctor Eric J. Steig, de la Universidad de Washington, han conseguido reconstrucciones paleoclimáticas que fijan paralelismos de alta resolución entre 25 bruscas variaciones de temperatura en Groenlandia con correspondencias significativos en el Polo Sur.
Cambios «antropogénicos»
El hallazgo surge tras años de esfuerzos para intentar comprender el cómo y el por qué de los cambios climáticos, más o menos espontáneos, más o menos antropogénicos (provocados por la actividad humana). El hielo de los polos es un indicador muy sensible, que refleja la variación climática con datos muy precisos.
En las últimas décadas ha ganado importancia para la investigación la obtención de los llamados «testigos de hielo», muestras que se obtienen perforando los glaciares. Estos testigos contienen polvo, burbujas de aire o isótopos de hidrógeno y de oxígeno que ayudan a reconstruir el clima del pasado.
De 1989 a 1994, Estados Unidos y la Unión Europea aunaron esfuerzos científicos en el llamado GRIP (siglas en inglés para Proyecto de Testigos de Hielo en Groenlandia), y su segunda parte, el GISP2, cuyo objetivo era obtener datos paleoclimáticos exhaustivos del hemisferio norte, obteniendo los testigos de hielo a 3.000 metros de profundidad y remontándose unos 100.000 años atrás. En 1999 arrancó un nuevo proyecto en el centro de Groenlandia. En 2003, la estación de Vostok alojaba el mayor testigo de hielo del mundo, con capacidad para proveer datos de 420.000 años atrás y revelar cuatro períodos glaciares.
El proyecto europeo EPICA ha ido más allá obteniendo, en Dome Circe o Dome Charlie, a 560 km de Vostok, los datos más a largo plazo de que actualmente se dispone, 800.000 años atrás. Estos análisis permiten comparar con precisión el paleoclima ártico y el antártico.
Los calentamientos de la Antártida se han producido en paralelo con abruptas subidas de temperatura en Groenlandia, en períodos de alrededor de 800 años. El cotejo de isótopos de oxígeno permite relacionar el punto máximo de temperatura en la Antártida, alcanzado 60.000 años atrás, con el calentamiento del otro polo.
Todo indica que los cambios en las corrientes atlánticas tendrían una importancia determinante. Pero no está claro que la interacción entre corrientes oceánicas y temperatura de los polos detectada en el pasado sea igual en el presente, con una atmósfera más sofisticada e incluso enrarecida. No se pueden extraer conclusiones inmediatas sobre el cambio climático planetario.
Pero sí se puede desarrollar una visión mucho más amplia, interconectada y sugestiva. El cóctel océano-atmósfera ya ocupaba un lugar destacado en las hipótesis de los científicos a la hora de especular sobre las causas de la llamada Pequeña Edad de Hielo, el último enfriamiento significativo de ambos hemisferios: de mediados del siglo XV, a mediados del XIX, respondiendo a un período previo caluroso, conocido como el Óptimo Climático Medieval.
En la Pequeña Edad de Hielo, inviernos muy fríos cubrieron todo el hemisferio norte. Avanzaron los Alpes suizos, se helaron el Ebro, el Támesis y el puerto de Nueva York. El hielo del Mar del Norte que rodea Islandia se extendió en todas direcciones y la población del país descendió a la mitad. También desaparecieron las colonias vikingas en Groenlandia.
Mientras tanto, en el Hemisferio Sur hacía comparativamente mucho menos frío, y se registraba la mayor oscilación sur de la corriente El Niño alrededor del siglo XVII. Ello no contradice los nuevos resultados, que admiten la alternancia de frío y calor entre hemisferios. El correlato no consistiría en que los polos experimenten exactamente la misma curva térmica, sino que la modifican en pautas paralelas.
Fuente: ABC. 9-NOV-06
_________________ Javier.
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