Registrado: 09 Feb 2006, 16:00 Mensajes: 1017
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Bueno amigos, a ver si logramos volver a la normalidad. ¿Es posible que se hayan perdido mensajes en este hilo? Tengo la sensación de que el último mensaje no fue el de Metragirta en 2009. Una vez más mi oficio de historiador me ha llevado a toparme con nuevas situaciones extremas de nuestro pasado, esta vez, Fuerteventura, y un poco GC. *El Liberal, 18-11-1884:También la desgraciada isla de Fuerteventura, sobre la que en todo tiempo llueven desdichas, ha sido víctima de la violencia de los temporales. Véase la siguiente carta que nos dirigien de Puerto de Cabras:
“Puerto de Cabras. 13 de Noviembre de 1884. Señor director de El Liberal
Muy señor mío: un fenómeno nunca visto en esta isla de Fuerteventura, y quizá ni en la Provincia, ha llenado por espacio de algunos días de pavor a los habitantes de este pueblo, así como a algunos de los más próximos. Amaneció el día 8 y comenzó a soplar ligero vientecillo del SE. Dieron las doce y en el horizonte aparecieron ligeras nubes que poco a poco formaron una negra e informe masa; el mar que estaba de un azul claro adquirió un tinte tan oscuro que más que mar de agua clara parecía un mar de tinta; y todos presagiábamos una tempestad. No nos equivocamos; a las 4 de la tarde iban a dar y un espantoso rugido que a lo lejos se oyó, nos hizo temerosos salir a la calle. Negra nube avanzaba con rapidez hacia nosotros, y a los pocos momentos cayó una piedra de nieve, después otra, y por último descargó tal lluvia de ellas que de haber durado un poco más nos deja sin hogares. Diez segundos duró, y ni una sola gota de agua se vio que viniese acompañando al pedrisco; fue una lluvia seca digna de de llamar la atención: calcúlese su efecto, al saber que había algunos trozos que pesaban más de tres onzas, pero la mayoría eran del volumen de un huevo.
Dos minutos aproximadamente, pasaban del fenómeno anterior, cuando una lluvia torrencial acompañada de granizo empezó a caer de tal manera que en el minuto y diez segundos que duró vinieron sobre la población barrancos desbordados. No fue lluvia la que se desprendió de las nubes, sino una catarata inmensa. Vino la noche y fuertes relámpagos iluminaron el espacio, acompañados de sordos truenos. Empezó a llover y según crecía la oscuridad de la noche, los truenos, el viento y el agua, crecía el terror de la gente. Serían las 7 y media cuando un terrible relámpago acompañado de un no menos espantoso estallido que hizo estremecer los edificios, nos anunció la visita que un rayo nos hacía y el auge de la tempestad. La noche era imponente; las mujeres unas lloraban y rezaban otras, y la mayoría de los hombres trabajaba por desviar las aguas de sus casas. A las 10 y media comenzó a calmar la lluvia, terminando completamente a las 12 de la noche. Al siguiente día, 9, la población ofrecía un triste aspecto: muchas de sus haciendas destrozadas, sus calles hechas profundos barrancos y rara era la casa que en su interior no estuviera mojada.
Apero, ¿cree usted que con eso terminó la función?. Nada de eso. Llegó la noche de este referido día, y para no cansar a usted si imponente fue la anterior, mucho más lo fue esta, que le sobrepujó en agua, habiendo ido a parar al mar multitud de fincas, árboles, etc, amén de las que quedaron destrozadas, que puede decirse que todas. Todos los pueblos de la isla han sufrido considerables pérdidas, pero principalmente los de la parte norte. Está visto, Fuerteventura unas veces por poco y otras por mucho, siempre ha de estar sujeta las más horribles miserias. Las sementaras se han perdido en las eras y las lluvias han arruinado sus campos, calculándose las pérdidas en más de 100000 pesos. Fíjese el gobierno en estas calamidades y procure atajar el mal de la miseria, pera no vernos como nos hemos visto, mendigando el sustento en lejanas tierras. ¿Para qué se ha hecho el fondo de calamidades? A dios, señor director, y quede usted atentamente.Un poco antes comentaba más cosas para GC, Teror en concreto, pero apenas con valor meteorológico: “Más desastres. Harto lastimosas son las noticias que nos comunican de Teror sobre los últimos temporales que, con terrible furia, castigaron aquella jurisdicción durante tres días. Las cosechas pendientes, de maíz, patatas y legumbres, se perdieron totalmente; infinidad de fincas fueron arrastradas al mar, desplomáronse algunas casas y gran parte de las tapias del cementerio; otros edificios han quedado amenazando ruina, contándose entre los que han sufrido desperfectos el templo parroquial. En algunos puntos del casco de la población se han abierto anchas grietas, producidas, según se cree, por la acción de corrientes de aguas subterráneas. Los caminos fueron de tal manera obstruidos, que en muchos sitios no hay vestigio de su existencia, quedando los habitantes de la villa incomunicados de los demás pueblos hasta que, serenando el tiempo, pudieron practicarse algunos trabajos para abrir paso por entre masas enormes de piedras y tierras acumulados en caminos y veredas. Dícennos que es incalculable el valor de los daños sufridos, y angustiosa la situación del municipio, obligado a hacer sacrificios imposibles para reparar los destrozos de calles y caminos.
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