Empezamos.
En los últimos años las cosas han mejorado muchísimo. Me acuerdo de un año, en enero del 96, que hubo un temporal de viento tan fuerte que los aros de baloncesto del colegio quedaron en el suelo. Fue un episodio realmente peligroso porque el viento fue repentino y sacudió principalmente en la hora del recreo cuando todos los alumnos estaban al exterior. No teníamos aviso ni alerta de nada. El temporal cesó a mediodía. Aquí viene lo bueno: al día siguiente se suspendieron las clases por fenómeno meteorológico adverso
Las cosas han mejorado, desde luego, pero aún queda afinar mucho; desde las predicciones hasta las alertas.
Es muy difícil predecir con exactitud y por islas, y dentro de éstas por localidades (o incluso por barrios!). Canarias
is different.
En mi opinión los distintos cambios en los avisos meteorológicos que hubo en el transcurso de 12-24 horas no se debió a otra explicación que a los ajustes mediante observación de la evolución de la borrasca. ¿Por qué? Porque no se puede saber dónde se van a producir los disparos convectivos dentro de un núcleo frío que se está inestabilizando. De ahí que a cada nota correspondieran unas islas, luego otras, luego sólo las primeras más parte de las segundas
and so on...
Posiblemente el INM sabía que el núcleo frío se iba a inestabilizar formando grupos de tormentas (a mí se me pasó esa posibilidad, p.e.). Si se sabía eso se podía saber de la severidad potencial de la situación con lo que un sólo aviso naranja la noche anterior con duración de 24 h hubira sido suficiente.
Tras ese aviso el Gobierno de Canarias hubiera decretado la alerta por fenómeno adverso con duración de 24 h. En ese plazo de tiempo podrían o no ocurrir esos fenómenos, o incluso ocurrir pero en el mar. Aquí si digo ¡qué más da! Esto es un territorio fragmentado, como dicen los mismos políticos. Tanto puede suceder lo previsto más allá como más acá. Pero suceder va a suceder.
Lo que no se puede hacer es estar cambiando continuamente las alertas y prealertas según la nube se vaya más acá o más allá, como creo que pasó ayer.
A este asunto hay que darle seriedad,
estabilidad y difusión para que la población esté preparada. Los medios de comunicación deben contribuir a esto y sus profesionales estar preparados en
Información a la ciudadanía en situaciones de fenómenos naturales adversos.
Cuando ocurren cosas como la de ayer, podemos comprobar lo caótico que resulta la información que transmiten los medios. Pero claro, ellos también se quejan de que la que reciben está desactualizada, es ambigua e incompleta, etc.
Y por último. La gente de a pié no está pensando continuamente en meteorología. Cada cual va a lo suyo como para que les estén dando la vara con avisos y reavisos y contraavisos.
El Gobierno debe ser claro en los decretos de alertas y no estar actuando ambiguamente según las exigencias de los sectores empresariales y comerciales. Ante una alerta SIEMPRE se pierde dinero, pero se pierde más cuando hay víctimas mortales.